El Imperio inca (quechua Tawantinsuyu, a veces castellanizado Tahuantinsuyo) fue la etapa en que la civilización Inca logró su máximo nivel organizativo y se consolidó como el estado prehispánico de mayor extensión en América.[1] Abarcó los territorios andinos y circundantes desde San Juan de Pasto, al norte, hasta el río Maule, al sur; actualmente territorios del sur de Colombia, pasando por Ecuador, Perú, Bolivia, hasta el centro de Chile y el noroeste de Argentina. El Tawantinsuyu (nombre original que tuvo el imperio) significa en quechua: "las cuatro regiones" y proviene de la división en suyos que tuvo: 'Chinchay Suyu o Chinchasuyo al norte, Qulla Suyu o Collasuyo al sur, Antisuyu o Antisuyo al este y Contisuyu o Contisuyo al oeste. La capital del Imperio fue la ciudad de Cuzco (conocida como el "ombligo del mundo"), por ser el centro de desarrollo de la etnia Inca desde sus inicios y su fundación -según la tradición- por Manco Cápac.
El imperio comenzó a formarse a partir de la victoria de Pachacútec frente a la confederación de estados chancas en el año 1438. Luego de la victoria el curacazgo Inca fue reorganizado en el Tahuantinsuyo por Pachacútec; a partir de entonces el Imperio inca iniciaría una etapa de continúa expansión del aparato del noveno inca y su hermano Cápac Yupanqui, luego por parte del décimo inca Túpac Yupanqui, y finalmente del undécimo inca Huayna Cápac quien consolidaría los territorios; en esta etapa la civilización Inca logró el máximo desarrollo de su cultura, tecnología y ciencia, desarrollando los conocimientos propios y los de la región andina, así como asimilando los de otros estados conquistados.
Luego de este periodo de apogeo el imperio entraría en declive por diversos problemas, siendo el principal la confrontación por el trono entre los hijos de Huayna Cápac: los hermanos Huáscar y Atahualpa, que derivó incluso en una guerra civil. Finalmente Atahualpa vencería en 1532, sin embargo su ascenso al poder coincidiría con el arribo de las tropas españolas al mando de Francisco Pizarro; estas capturarían al Inca y luego lo ejecutarían. Con la muerte de Atahualpa en 1533 culmina el Imperio inca, sin embargo, varios incas rebeldes, conocidos como los "Incas de Vilcabamba", continuarían la lucha contra los españoles hasta 1572 cuando fue capturado y decapitado el último de ellos: Túpac Amaru I.
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